Llegamos al muelle de Quilca para embarcarnos en un bote y partir hacia el sur. Bellas playas cuyo acceso solo es posible por mar están esperándonos. La Caleta está llena de botes. Algunos regresan cargados con el producto de la pesca de uno o varios días, otros se toman un tiempo para reparar sus redes
Adyacente al muelle hay una zona destinada al proceso de lavado del pescado y de la pota que en verano es traída por la corriente y es extraída en grandes cantidades por los pescadores.
El paisaje desde el momento de la partida es inmejorable, la vida marina bulle por todos lados en aire, mar y tierra.
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Quilca fué el puerto más importante del sur en la epoca del Virreynato y por el pasaron personajes importantes de la Colonia y la República como el Virrey Toledo quien se embarcó por aquí en 1578, el General inglés Guillermo Miller desembarcó en 1823, Sucre desembarcó durante la Campaña de Intermedios, el Virrey La Serna cuando huye a España en 1825 después de su derrota en la Batalla de Ayacucho, Mariano Melgar conoció por primera vez el mar en este lugar cuando se disponía partir hacia Lima en 1813, Antonio Raymondi en 1863, etc.
Hay que aclarar que Flora Tristán no pasó por este puerto rumbo a Arequipa, como había anotado el Dr. Morante, sino por Islay.
Antes de llegar a Quilca más playas, pequeñas y bellas, algunas con acceso como La Miel y otras inaccesibles por lo que nos tenemos que resignar a verlas desde lo alto. Estamos a un paso de Quilca.
Conforme vamos avanzando y salimos de La Caleta, apreciamos que verdaderamente es muy difícil distinguir la entrada. Es por ello que sirvió de excelente refugio para el Monitor Huascar en aquellos tiempos de la Guerra del Pacífico
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